Existen alimentos que pueden ayudar a combatir los signos de la edad. Cuáles son y cómo armar una dieta saludable.
Una dieta rica en vitaminas C y E puede ser un excelente método antiarrugas y una forma natural de mantener una piel saludable. La vitamina C o ácido ascórbico (denominación química) es hidrosoluble, es decir, que se disuelve en agua. Cuando se ingiere, una parte se queda en el organismo y la otra, es desechada con la orina. Esta vitamina es esencial para la reparación de los tejidos del cuerpo porque ayuda a producir colágeno, fundamental para la cicatrización de las heridas. También, mejora la absorción del hierro y colabora con el buen funcionamiento del sistema inmunitario, elevando las defensas y protegiendo al cuerpo contra las enfermedades. Además, la vitamina C es un excelente antioxidante, capaz de combatir los efectos negativos de los radicales libres dañinos, encargados de impedir la reproducción celular.
Su compañera de equipo, la vitamina E (tocoferol), es liposoluble –al contrario de las hidrosolubles, este tipo de vitaminas se absorben en grasa– y un gran antioxidante. Es importante, a su vez, para dilatar los vasos sanguíneos e impedir que la sangre se coagule dentro de ellos, favoreciendo la circulación.
Juntas, las vitaminas C y E, mantienen una piel fuerte, combatiendo las arrugas. ¿Cómo consumirlas? Te contamos cuál es la mejor forma de combinarlas y maximizar sus beneficios.
Cantidad x Variedad
Se recomienda consumir entre 75 y 90 mg por día de vitamina C, y 15 mg de vitamina D. Para ingerir la cantidad sugerida, lo ideal es incluir en tu dieta mucha variedad de alimentos que contengan estas vitaminas. Por ejemplo, la vitamina C se encuentra en frutas cítricas (naranja, pomelo, limón) que podés incluir en tus ensaladas o como colación entre comidas, e incorporar una vez por semana su ingesta como jugo natural. Los pimientos rojos y verdes, el brócoli, las fresas, el melón, el tomate y las papas también contienen vitamina C. La vitamina E está presente, sobre todo, en los aceites vegetales (trigo, girasol y maíz). Si condimentas tu ensalada con alguno de estos productos tienes asegurada una ingesta suficiente tanto de vitamina E, como de su compañera, C. Las hortalizas de hojas verdes, espinaca y brócoli, por ejemplo, también son fuente de vitamina E. Atención: algunos alimentos son fortificados con vitamina E agregada. Por ejemplo, los cereales, margarinas y mantecas, entre otros. Lee las etiquetas de los productos que consumas para saber si tienen o no esta vitamina.
El consumo de vitaminas C y E traen muchos beneficios para tu piel, manteniendo los niveles de colágeno y actuando contra los radicales libres, culpables de la aparición de signos de la edad prematuros en tu piel. ¡No esperes más! Incorpora estas vitaminas a tu menú diario para una piel fuerte y saludable.