Exfoliar permite mantener la salud de la piel. Acá los pasos a seguir para realizar este proceso de la mejor manera.
La exfoliación es un proceso fundamental en la rutina porque nos ayuda a eliminar las células muertas e impurezas que se acumulan en la superficie de la piel. Además, mejora la oxigenación, el desarrollo de las células, la formación de colágeno y la humectación gracias a que luego de la exfoliación la piel queda más receptiva frente a diversos tratamientos o mascarillas.
El primero paso es limpiar la cara. Usa una loción micelar o un desmaquillante para quitar todos los restos de suciedad acumulada en tu piel. Al terminar, suavemente, seca la piel con una toalla limpia.
El segundo paso es elegir un producto correcto. Existen varios tipos de exfoliantes, aunque los más comunes son en crema o gel con pequeñas bolitas exfoliantes que actúan en el momento que rozan la piel. Es importante considerar el tipo de piel al momento de escoger uno u otro producto. Si tu piel es sensible, un producto suave e hipoalergénico es lo más seguro.
El tercer paso es la aplicación. Al momento de exfoliar, el movimiento que hacemos con los dedos es fundamental. Los masajes en forma de círculos ascendentes que realizamos al aplicar el gel o crema exfoliante colaboran con la microcirculación de la piel, el drenaje y la renegación celular.
El cuarto y último paso es hidratar la piel. Una vez que enjuagamos los restos del producto exfoliante, es clave aplicar una crema o mascarilla hidratante para aliviar la piel y nutrirla en profundidad.
Tip extra: el mejor momento para exfoliar es durante la ducha porque los poros se abren gracias a la temperatura del agua, pero también porque dentro de la bañera podemos retirar de forma correcta todos los restos del producto.
¿Quieres saber más sobre este paso fundamental en la rutina de cuidado de la piel? En este video de Es Cuestión de Piel encontrá el paso a paso para exfoliar tu piel.